imagesDice Linus Pauling, Premio Nobel de Química y también Premio Nobel de la Paz que la “mejor manera de tener una gran idea es teniendo muchas”. No parece que hay mucha relación entre la “Química” y la “Paz”… pero ahí está precisamente su fuerza, en la unión de ideas que aparentemente no tienen ninguna relación entre sí, pero que la tienen: ¡luchar por algo!

Hablar de ideas es hablar de personas que piensan, que se proponen algo y que luchan por ello durante parte de su vida o durante toda su vida. Lo que nos enseñan es algo más que una simple lección.

Mandela, Viktor Frankl, Rita Levi-Montalcini… y Ferran Adrià

¿Qué tenía Mandela en la cabeza para aguantar 27 años en la cárcel de los 95 que vivió, y salir con una sonrisa como si no hubiera pasado nada, ir por ahí regalándola a todo el mundo e irse al otro barrio con todos los honores como un hombre que dejó huella en su paso por la Tierra? Pues tenía ideas como esta:
-“
Un ganador es un soñador que nunca se rinde”.

Viktor Frankl fue un  médico austriaco judío que estuvo prisionero en varios campos de concentración nazis, sobrevivió a ellos y murió en 1997 a los 92 años.  Liberado, en 1945 escribió “El hombre en busca de sentido”, donde explica las miserables condiciones de vida de los prisioneros y donde, a pesar de todo, muestra que el hombre siempre puede encontrar una razón para vivir y tener momentos de felicidad. Observó que en los campos de concentración no siempre sobrevivían los más fuertes físicamente, al contrario, algunos prisioneros más corpulentos eran los primeros en desesperarse, en perder la ilusión de vivir y en morir. Observó también que algunos, famélicos y al límite de sus fuerzas, sobrevivían porque, a pesar de todo, tenían la ilusión de vivir, de volver a sus casas, de abrazar a sus seres queridos. Esta actitud mental de algunos prisioneros, y una frase de Nietzsche, fueron la luz de la vela que mantuvo vivo a Viktor Frankl, quien se propuso como objetivo de su vida contar a la humanidad en un libro lo que allí estaba sucediendo.
– “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”.

Rita Levi-Montalcini sabe bien cómo funciona el cerebro porque ha dedicado toda su vida a su estudio, neuróloga italiana, Premio Nobel de Medicina, murió en 2012 a los 103 años. Dice en una entrevista cuando tenía 96 años:
-“El cuerpos se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!”.
Y al preguntarle el periodista qué hace para que el cerebro no se le arrugue, responde:
– “Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará”.
– “Vivirá mejor los años que viva, que eso es lo interesante. La clave es mantener curiosidades, empeños, pasiones”.

Parece que las ideas tienen más fuerza cuando el que las dice está muerto, y aquí parece que me he dedicado a resucitar ideas de muertos. Nada más falso. Nada más vivo que la necesidad de comer cada día y en eso un cocinero vivo más fresco que una lechuga, como Ferran Adrià, no solo ve comida en los platos y en los estómagos que hay que llenar varias veces al día… sino que ve felicidad en hacerlo de manera diferente:
“Nos busques el éxito, busca la felicidad. Si buscas la felicidad, el éxito te llegará. El éxito es la felicidad con uno mismo”.

Interesantes lecciones las de personas tan longevas para los que vamos detrás… o en paralelo. La vida se puede simplemente “vivir”, y también se puede “crear” algo con ella… pero para crear algo con ella parece que, sobre todo, se tiene que creer en sí mismo. Porque “crear” y “creer” son casi lo mismo, de hecho solo se diferencian en una letra.