“Cuando quiero que un asunto no se resuelva, lo encomiendo a un comité”, decía Napoleón Bonaparte. Decir esto en la época de Internet, en la que está absolutamente de moda “la creación de comités para producir creatividad en equipo” (p.e. las compañías start-up o compañías emergentes-), parece una contradicción, cuando no una provocación.
Vamos por PARTES, dijo el carnicero
PARTE I. Cuando en política hay un problema de corrupción la solución democrática es crear un comité de los diferentes partidos que investigue si el corrupto en cuestión robó o no robo. ¿Resultado? Pues depende de si los colegas del corrupto son mayoría en el Parlamento el resultado puedes ser desde “robó, pero poco, otros de tu partido robaron más”… hasta, “no robó, solo cambió las cosas de sitio de manera inapropiada”. No cabe duda de que hay cierta creatividad grupal, pues dan una “solución consensuada a un problema”, por la vía de la “disolución compartida del problema”.
PARTE II. También hay creatividad grupal cuando se juntan talentos individuales, por ejemplo con el llamado “Efecto Medici” que supuso un verdadero boom de creatividad en la Italia de los siglos XV y XVI, en la que la poderosa familia de banqueros Medici financiaba a pensadores, artistas, arquitectos, escultores, poetas… es decir, juntaba a talentos individuales y los ponía a trabajar, y a divertirse, juntos. ¿Resultado? El Renacimiento.
PARTE III. Muchas de las grandes y jóvenes empresas actuales empezaron con uno o dos talentos individuales que tuvieron el talento de rodearse además de otros talentos, o de talentos que necesitaban y sabían que no tenían. Un ejemplo es el “Efecto Silicon Valley” en EEUU que muy bien se podría equiparar al “Efecto Medici” italiano, solo que centrado en el arte de la tecnología, si es que se puede llamar así, porque uno de sus méritos es hacerla útil (resolver problemas y hacer la vida más fácil) y bella (hacerlo con artilugios que realmente compiten en belleza y en el irrefrenable deseo de tenerlos).
PARTE IV. Lo que sí parece que no tiene marcha atrás es que la “producción de más y mejor creatividad-innovación-emprenduría-riqueza” va unida a la unión de talentos individuales bien formados y puestos a trabajar juntos en proyectos comunes. Corea del Sur es un magnífico ejemplo de ese “Efecto Corea” silencioso que sin meter mucho ruido se ha dedicado a formar a sus jóvenes desde hace años (los mejores del mundo en matemáticas, lectura y ciencias según el informe PISA) y a multiplicar su inversiones y su fe en ellos: las compañías start-up han pasado de unas 2000 al inicio de este siglo a más de 32.000 en 2016.
PARTE V. Esto me recuerda la frase bíblica del “Efecto Mateo” que revuelve las entrañas cuando no se sabe leer y dice así… “al que más tiene más se le dará, y al que menos tiene, se le quitará para dárselo al que más tiene”. Todo el mundo piensa en términos de “ricos” y “pobres” (el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre) y claro, revuelve las tripas. Pero hay otra lectura menos obvia y más inteligente: el que invierte más en formación (persona/familia/empresa/país) acaba teniendo más formación-talento… y al tener más formación-talento acaba estando más y mejor cualificado… y si esa formación-talento se enfoca, en grupo, en la creatividad-innovación-emprenduría-riqueza… el resultado es el “Efecto Medici” y el “Efecto Silicon Valley” sumados.
Como depende de en qué país leas esto te puedes cabrear (enfadar-irritar-enojar-sublevar…) en menor o mayor grado, no caigas en la tentación de echarle la culpa “al Gobierno” (un comité de políticos al fin y al cabo), dedícate a formarte bien y constantemente, y haz lo mismo con tus seres queridos, porque si se está formado y se tiene talento…“al que más tiene más se le dará…”.
Sospecho que si San Mateo armó la que armó con tan pocos medios hace poco más de 2000 años, hoy habría triunfado sin duda como empresario con alguna start-up del mundillo del Big Data, pero no como apóstol, sino como CEO mundial.