Nada es perfecto. Todo tiene un lado bueno y un lado malo. Internet también, por un lado nos conecta con la familia, con los amigos, con el conocimiento, con el pensamiento de otros, con los negocios, con el mundo… con todo. Nos conecta tanto con todo que quizás nos desconecta de nosotros mismos.

Muchos de nosotros, por nuestro trabajo, nos pasamos muchas horas pegados a la pantalla del ordenador. Otros cuando salen y van por la calle caminando siguen conectados a la pantalla de su smartphone con los deditos tecleando como si estuvieran contando monedas como “El avaro” de Moliere, comedia curiosamente también titulada “La escuela de la mentira”. Otros cuando llegan a casan siguen conectados  con el iPad que es más manejable, o para descansar se conectan a la televisión que para eso es la pantalla por excelencia en tamaño y antigüedad, o se van a la intimidad de su habitación y se conectan, ahora desde su ordenador personal, para ver qué ha pasado en el rato que no han estado conectados.

Son los avaros de la información, la quieren tener toda y ya, y no tienen tiempo ni para estar consigo mismo porque para que las cosas existan tienen que aparecer en “alguna pantalla”.

Lo explica muy bien Mar Abad: “Dicen que internet y la tecnología pueden llevar muy lejos. A lugares desconocidos, inimaginables incluso. Pero en un sentido físico, estrictamente físico, podría habernos encadenado a una silla. El ordenador, el coche, el ascensor, el segway… ¿Nos está convirtiendo la modernidad en una versión humana del pollo de jaula?”

El placer de caminar por caminar

El pollo de jaula nace como quien dice en la jaula y muere en la jaula, es más, muy probablemente si se le diera la libertad de vivir en el campo volvería a la jaula (hay experimentos científicos que así lo corroboran con diferentes animales).

Con tanta pantallita, pantalla o pantallazo se nos está medio olvidando el placer de caminar por caminar y de pensar caminado. De observar por observar lo que pasa a nuestro alrededor y de disfrutarlo. De contemplar, simplemente, por el placer de contemplar.

¿Es internet como la jaula de un pollo?El filósofo Jean-Jacques Rousseau no conoció internet pero reconoció que se pasó buena parte de su vida  “conectado” y que lo que verdaderamente le gustaba era caminar y pensar, porque pensar es una extensión de caminar. Lo dice así en su libro Las confesiones: “Solo he viajado a pie en mis días de juventud, y siempre con delicia. Pronto los deberes, los asuntos y un equipaje que llevar me obligaron a dármelas de señor y a utilizar vehículos, a los que conmigo subían atormentadoras preocupaciones, apuros y molestias, mientras que antes en mis viajes no sentía otra cosa que el placer de caminar. Desde entonces no he sentido otra cosa que la necesidad de llegar”.

¿Llegar a dónde? ¿Tener toda la información y tenerla ya, para qué?… ¿Para qué si está cambiando constantemente? Quizás la rutina de estar casi constantemente conectados para estar informados nos está convirtiendo “solo” en consumidores de información, no en pensadores de la información que recibimos porque es tanta que no da tiempo ni a procesarla.

Hay trending topics en internet que dan risa, por no decir pena. “Neymar se queda” ¿Es “eso” de lo que más se habla en internet? ¿Lo que más interesa a la gente en las redes sociales? ¿No será más bien que, como dice Shlomo Breznits, “cuando un cerebro utiliza rutinas ya no necesita pensar”?

Yo por si acaso, nada más terminar de escribir esto… me voy a caminar por caminar 2 o 3 semanas o quizás 4… dependiendo de si el camino es llano, cuesta arriba o cuesta abajo (algunos le llaman “vacaciones de verano para desconectar”). Haz tú si quieres lo mismo al terminar de leerlo. Y en todo caso, luego, a la vuelta, “intercambiamos lo pensado”… ¡si es que vale la pena! No vale: “Neymar se queda” o “Neymar se fue”.