Hasta ahora no he hablado de publicidad que es a lo que me dedico profesionalmente, pero algún día tendría que llegar en que escribiera algo sobre este tema en un “blog” (en “papel” ya he escrito ocho libros), pues además de “profesión” es “vocación”. Y la verdad es que se tienen muchas cosas que decir cuando tu profesión es vocacional, pues te llena de satisfacciones. Y si además tienes el privilegio de enseñarla a las nuevas generaciones (soy profesor de creatividad publicitaria, empresarial, emprendimiento… en la Universidad Autónoma de Barcelona) la satisfacción es total.

“Creo honestamente que la publicidad es lo más divertido que se puede hacer con la ropa puesta”, dijo el creativo publicitario Jerry Della Femina. Si lees esto en tu loca etapa juvenil en la que uno tiene todo tipo de efervescencias, incluida la sexual, al menos te provoca una enorme curiosidad, pues en esas edades todos tenemos una fuerte predisposición natural a quitarnos la ropa a la más mínima oportunidad.

La profesión más divertida del mundo es…No me ha defraudado. Es una de las profesiones más divertidas del mundo y la que más me ha aportado a todos los niveles. Puede parecer banal a primera vista el hecho de dedicarse a  “hacer anuncios” para que la gente compre, deje de fumar, conduzca mejor, o dé dinero, ropa o comida (las ONG también hacen publicidad), pero es mucho más que eso. Tiene mucho que ver con “pensar”, con tener “ideas” y, sobre todo, es un juego de «seducción de cerebros” en el que interviene la psicología, la sociología, la antropología, la estadística, el arte, la retórica, el marketing… y todo ello aderezado por grandes dosis de talento y de muchas, muchas horas de trabajo.

El cerebro no es un instrumento lógico.

Evidentemente la cita de Jerry Della Femina es un tanto pintoresca, prefiero la de otro gran publicitario, Bill Bernbach, que dice así: “El cerebro no es un instrumento lógico. Es un órgano para la supervivencia, como las garras y los colmillos. Por tanto, el cerebro no busca la verdad, busca la ventaja. La verdad no es verdad hasta que la gente te cree.”  Podría ser de Aristóteles, de Confucio, de Darwin… pero no, es de Bill Bernbach un “simple creativo publicitario”. Y es que la cita tiene tela, porque incita a hacerse preguntas como estas:

  •  ¿Crees que una prenda de una marca de ropa que vale 20 veces más que otra es 20 veces mejor?
  • ¿Crees que un coche que vale 10 veces más que otro es 10 veces mejor?
  • ¿Crees que una religión que tiene 3 veces más creyentes que otra es 3 veces más verdadera?
  • ¿Dónde están los dioses egipcios, griegos y romanos que todos estudiamos en el bachillerato?
  • ¿No será que nunca existieron, y que simplemente ha desaparecido la gente que creía en ellos?
  • ¿No será igual con otras creencias pasadas y actuales?
  • ¿No serán todas estas creencias “creaciones humanas cambiantes”, es decir, cerebros que seducen a cerebros?

Como decía antes, la publicidad es un juego de “seducción de cerebros”*. Un juego en el que el cerebro mueve toda la maquinaria de los deseos y frustraciones del ser humano, desde los más grandes ideales hasta los detalles más pequeños y cotidianos en busca de “su verdad”, es decir: “su ventaja”.

En cualquier caso, hace mucho tiempo que he llegado a esta conclusión. Cualquier profesión es la más divertida del mundo si te gusta y la vives con pasión. La publicidad es apasionante, pero hay otras muchas profesiones apasionantes si se viven con pasión. ¿Tu profesión es divertida? ¿La vives con pasión?

*Algunos ejemplos audiovisuales de “seducción de cerebros” a los que llamamos “anuncios”.

Talens, el pegamento que te permite corregir, si te equivocas.

Apple, 1984, David contra Goliat.

Edeka, cadena alemana de supermercados con un abuelo muy creativo.

Heineken, tópico versus tópico.

Ciego, el poder de las palabras.