captura-de-pantalla-2016-10-03-a-las-20-39-30Dice el matemático, lingüista y filósofo Sebastián Serrano que las lenguas no nacieron para “comunicarse”, como se podría pensar a primera vista, sino para “seducir”.

Los animales se comunican entre sí perfectamente desde hace millones de años puesto que nacen, crecen, forman parejas puntuales o durante toda la vida para reproducirse, se asocian para atacar o para defenderse de otros animales, y mueren… pero a la vez que mueren… prolongan la vida dejando descendencia. Y para eso, hace falta “comunicación”.

¿Por qué entonces nacen las distintas lenguas si con unos cuantos gruñidos humanos ya es suficiente para “comunicarse”? La cosa parece que pudo haber sido así.

Estaban hace millones de años unas cuantas monas-humanas en una charca bebiendo agua y acicalándose, y un mono-humano pequeñajo, feo, flaco y mal alimentado observó que nunca podría aparearse con alguna de aquellas monas-humanas de la charca porque siempre había algún mono-humano más fuerte que él que lo alejaba con un puntapié. Y pensó que tenía que hacer algo. Y lo hizo.

Se aproximó a una de las monas-humanas y le dijo “guarrrr”, que no significa “guarra”, sino “guapa”. La mona-humana giró la cabeza y al ver que era a ella a quien se lo decía (¡y no a las otras!), decidió irse a dar un paseo detrás de unas hojas con el mono-humano enclenque y no con el fortachón de siempre. Como la cosa funcionó, este mono-humano listillo, se dio cuenta de que con el “guarrrrr” dicho de distintas maneras se estaba hinchando a fornicar y fue creando más palabras seductoras que le permitían alabar a las monas-humanas que comenzaron a “valorar” de manera continuada sus palabras y no sus músculos.

Unos cuantos millones de años después, casi todo sigue casi igual. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido a los humanos de hoy que un buen ejemplar de macho o de hembra nos ha decepcionado en cuanto que ha abierto la boca?, o al revés, ¡nos ha enamorado por las palabras que salían de su boca! ¿Cuántas parejas se han enamorado por Internet intercambiando palabras y luego se han conocido físicamente?

No sé si esta historia del “guarrrrr” será cierta (yo no estaba allí), pero me da la impresión de que tiene muchas posibilidades de serlo.