Se buscan líderes buenos que mejoren la historia

Este sitio web se subtitula “Historias para pensar y reír, para llorar ya están los telediarios”, pero solo por esta vez se podría titular “Historias para pensar y reír, para llorar y dar pena ya están los telediarios”… porque esta historia la escribo en mi amada Barcelona y los telediarios “dan pena” al contar lo acontecido recientemente en Cataluña.

Cuando estudiaba periodismo en la universidad había muchas asambleas para protestar contra casi todo. Había asambleas que tenían el aula llena hasta la bandera de gente y siempre con estas dos características:


1) La mayoría fumaban como carreteros y había una nube de humo que lo inundaba todo y hacía que el aire del aula fuera verdaderamente irrespirable.
2) Casi siempre estaban lideradas por los mismos que hablaban  y hablaban,  sabían de todo, de todo eran eruditos y los demás los escuchaban como ovejas fumadoras.

Ya entonces  con apenas 20 años me di cuenta de que entre tanto universitario había mucha ignorancia, pues faltaba el más elemental “sentido común”: prohibir fumar en las asambleas. Y era todo lo contrario, parecía que si no fumabas no eras moderno y asambleario (por cierto, uno de aquellos líderes que entre palabra y palabra daba una calada a su casi siempre encendido cigarro murió demasiado joven… ¡de cáncer de pulmón!).

Respecto a aquellos líderes aprendí pronto que había “líderes buenos” y “líderes malos”. Los líderes buenos escuchaban a los demás y solían ser flexibles para llegar a acuerdos, los líderes malos solo se escuchaban a sí mismos y manipulaban lo que hiciera falta para que lo que se aprobara pareciera un acuerdo.

«Odio a los políticos y a la prensa»

Unos cuantos años después, ya como profesor en la universidad, tuve una alumna de doctorado de la ex Yugoslavia que nos dio a todos una lección magistral de esas que no se olvidan nunca. Dijo en el aula ante la estupefacción de todos: “Cuando yo era niña éramos en mi clase 30 alumnos, niños y niñas mezclados, de distintas lenguas, religiones y diferentes costumbres, pero nos llevábamos bien. En la guerra murieron 23, quedamos vivos 7. Odio a los políticos y a la prensa ”. Nos explicó que, tan culpables de la guerra de su país eran los políticos ambiciosos e irresponsables como la propia prensa, porque las barbaridades que decían los líderes políticos la prensa de su país las jaleaba y las replicaba una y otra vez taladrando e influyendo en los sentimientos de la población y contribuyendo al enfrentamiento un día tras otro.

El peligro de que se junten en la misma época  histórica varios “líderes malos” es evidente, la historia está llena de ellos, pero que los medios de comunicación jaleen y repliquen sus delirios los convierte en cómplices… como bien dijo aquella alumna de la ex Yugoslavia que los sufrió en propia carne.

Si la historia ha de servir para algo es para aprender del pasado. La democracia tiene que ser lo suficientemente rápida y ágil como para detectar y expulsar a los “líderes malos”. ¿Y cómo se detectan a los “líderes malos”? Con una herramienta muy simple: TIEMPO. Cuando en un periodo de TIEMPO DETERMINADO no consiguen llegar a acuerdos con sus adversarios políticos hay que expulsarlos sin contemplaciones.

A lo mejor en España ha llegado el momento de buscar “líderes buenos” para que lleguen a acuerdos, porque ése es precisamente su trabajo: acordar y no confrontar. Y si no llegan a acuerdos en un TIEMPO dado se cambian las veces que hagan falta, pero que nunca, nunca, nunca traspasen a los ciudadanos su incompetencia.

Sentido común: se buscan “líderes buenos” que mejoren la historia… ¡y que no fumen!